Las Inversiones Sostenibles

Vivimos actualmente en una era de cambio y de transformaciones nunca antes vistas que van desde los grandes retos medioambientales y sociales, hasta la gran revolución tecnológica que hemos experimentado desde hace ya varios años. Sin embargo, pareciera que nuestro sistema económico de manera multidimensional afecta más a los que menos tienen, con lo cual pierden legitimidad las instituciones democráticas y el sector privado.

En este momento la humanidad se está jugando su futuro y el de las próximas generaciones, pues este debe ser sostenible o simplemente no habrá un futuro. La sostenibilidad es aquello que se puede mantener en el tiempo sin agotar los recursos o causar grandes daños al medioambiente.

Se debe actuar rápido, eficaz y de manera continuada y contundente. Para esto, tenemos una agenda como humanidad, la Agenda 2030. Para llevarla a cabo se necesita de un soporte financiero que permita implementarla y hacerla una realidad. Es más, la obtención de buenos resultados en el lago plazo solo se podrá si se unifican los incentivos privados a los del futuro sostenible, a la par que se maximice no solo la rentabilidad del accionista, sino también la de los otros grupos de interés, incluyendo a las sociedades y comunidades. Las finanzas sostenibles son aquellas que redireccionan los fondos por el mismo camino de la Agenda 2030, convirtiendo la inversión privada en un complemento de la inversión pública, donde la fuerza e iniciativa privada se pueden poner al servicio de todos.

Implementar la Agenda 2030 requiere inversiones en América Latina por más de 650 mil millones de dólares por año y el Acuerdo de París implica inversiones por más de 14 mil millones de dólares por año en mitigación y más de 18 mil millones de dólares por año en adaptación. Las finanzas son una herramienta altamente eficaz para movilizar y redirigir el capital privado, lo que no solamente es importante para la Agenda 2030, sino que resulta urgente para cubrir su déficit actual, más aún ahora que nos encontramos en la década de la acción y aún faltan muchas metas por cumplir.

En este contexto, el sector financiero es un importante actor en la Agenda, pues debe promover el reenfoque del financiamiento, implementar mayores criterios en aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (criterios ASG en español) y promover estándares globales y prácticas sostenibles alrededor de todos los sectores de la economía. El sector financiero no solo debe canalizar recursos hacia aquellos sectores que más contribuyen al desarrollo sostenible, sino que eventualmente deberá dejar de apoyar a aquellos otros sectores e iniciativas que no lo hagan. Esto poco a poco contribuirá a que las empresas entiendan esto como una oportunidad y profundicen en la inclusión de la sostenibilidad dentro de sus planes de negocio.

En los últimos años ha sido evidente el discurso sostenible que ha venido pasando de las Naciones Unidas, sus organismos y diversas multilaterales, al sector privado lo cual facilita su implementación y compromiso.

Por ejemplo, en agosto de 2019, Business Rountable, asociación de directores ejecutivos de las principales empresas de Estados Unidos, tras motivadores discursos de sus miembros como el CEO de JPMorgan Chase & Co, el CEO de Johnson & Johnson, el CEO de Vanguard, la CEO de Progressive Corporation y el presidente de la Fundación Ford, incluyeron en su Declaración sobre el propósito de una corporación, “Apoyando a las comunidades en las que trabajamos. Respetamos a las personas de nuestras comunidades y protegemos el medio ambiente adoptando prácticas sostenibles en todos nuestros negocios”. De manera general, a través de todos sus principios, incluyeron maximizar el retorno de todos los grupos de interés y no solo de los accionistas.

En 2020 el Informe del Foro Económico Mundial ya hablaba de que más de 40 bancos centrales y supervisores ya están examinando cómo se pueden integrar los riesgos climáticos en sus actividades económicas y financieras. En particular, el Banco de Inglaterra advirtió que las corporaciones de industrias "sucias" establecidas pueden esperar quebrar si no comprenden el riesgo de que sus modelos comerciales se vuelvan obsoletos a medida que la inversión huye hacia alternativas de emisión neta cero (Foro Económico Mundial 2020).

En 2020 Larry Fink, Presidente de BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo resaltó en su carta anual el impacto financiero del cambio climático, dejando en claro que la sostenibilidad es rentable. Ya en su carta de 2021 instó a perseverar en la lucha contra el cambio climático, no sólo para frenar el calentamiento global sino también porque presentaba una oportunidad de inversión histórica.

De esta manera, nos encontramos hoy en día ante el gran crecimiento de la inversión sostenible que muestra un aumento de la demanda de recursos. De acuerdo con el informe de Principios para la inversión responsable (ver https://www.unpri.org/download?ac=10970), el número de signatarios se ha prácticamente doblado entre 2028 y 2021, siendo su número actual cercano a los 4000 firmantes:

“Como inversores institucionales tenemos el deber de actuar en el mejor interés de nuestros beneficiarios a largo plazo. Como base de este papel fiduciario, estamos convencidos de que los asuntos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) pueden afectar el rendimiento de los portafolios de inversión (en diferente medida entre distintas empresas, sectores, regiones, clases de activos y a lo largo del tiempo). Además, reconocemos que la aplicación de estos Principios puede alinear de mejor manera a los inversores con objetivos más amplios de la sociedad.”

Principios para la Inversión Responsable, PRI (2021)